jueves, 24 de marzo de 2011

Cuando los celos matan...


Aquí encontraremos una lista de sucesos terribles, que demuestran que los celos matan. Es tremendamente triste que los seres humanos, capaces de cosas bellas como la música y las artes, la arquitectura, el amor hacia el prójimo y hacia los animales o plantas, también puedan ser capaces de destrucciones terribles, producto de el ego herido, de los celos y del desamor.
Los celos matan, definitivamente, pero lo lamentable es que muchas veces matan a PERSONAS INOCENTES, a niños y niñas y a madres que sufren ante lo que se denomina FILICIDIO VENGATIVO. Algunas mujeres son capaces de cosas terribles y dañinas, pero estas páginas están creadas para alertar sobre el machismo. Por eso los casos que buscamos denunciar tienen que ver con hombres que, amparados en el mito de su superioridad, pueden llegar al extremo de matar, primero el amor de su pareja y el cariño de sus amigos y familia... luego a las personas que no les han rendido pleitesía, y por último, a sí mismos.
El objeto de estas páginas no es el morbo ante horribles acontecimientos, que deploramos definitivamente, sino intentar hacer ver que con un poco de "malicia" por parte de las autoridades competentes y de la misma comunidad, muchos crímenes podrían detenerse A TIEMPO.

Caso1. “Padre filicida: Mató a sus hijos para vengarse de su esposa”
fuente: http://www.elfrente.com.co/especiales/padre-filicida-mato-a-sus-hijos-para-vengarse-de-su-esposa

Dos hermanos, Tiago y Ángel, de dos y cuatro años de edad, que en la noche del 2 de diciembre de 2008 eran buscados en la localidad cordobesa de Icho Cruz, Argentina, fueron encontrados muertos a la mañana siguiente; sus cuerpos estaban destrozados, habían sido brutalmente asesinados.

Por el doble crimen fue detenido Ariel Liendo, el padre de los pequeños; éste los había recogido en la casa de sus suegros y debía regresarlos antes de las nueve de la noche del martes a su madre. Pasada esa hora, Cecilia Guzmán, la madre, preocupada por la demora, optó por ir hasta la casa de su ex esposo a recogerlos, pero allí no los encontró. Inmediatamente avisó a la policía; al ingresar a la vivienda, los investigadores policivos encontraron un colchón con manchas frescas de sangre, un martillo de carpintero impregnado con un líquido viscoso; además, había una foto de la pareja con los dos niños en brazos y una carta en la que le decía: “Si querés volver a ver a tus hijos, los vas a ver en el cielo” y en la que la culpaba de su decisión.

Antecedentes...
La negativa de la esposa de Ariel Liendo a rehacer la relación a la que ésta cinco meses atrás había puesto fin constituyó el móvil de los crímenes. La manera en que los llevó a cabo permite concluir que planificó el hecho y que intentaba vengarse de su ex compañera. La violencia de Ariel Liendo, de 23 años de edad, las continuas agresiones físicas y verbales de que la hacía objeto, llevó a Cecilia Guzmán, de 22 años de edad, a tomar la determinación de separarse de él. Hacía más de seis meses que estaban separados, la mujer se había cansado de que la golpeara. El abuelo materno de los niños, dejó entrever que el joven tenía antecedentes violentos y que esa habría sido la causa de la ruptura de la pareja. Uno de los hermanos de ésta lo confirmó: "A mi hermana Ariel le pegaba seguido, ella estaba cansada del maltrato; por eso se separaron", manifestó. El amor que los unió, se fue transformando en una encarnizada lucha.

Dominado por los celos, Ariel cambió los besos y caricias por golpes y frases hirientes que lo alejaban cada vez más de la oportunidad de reconstruir la familia soñada.
Una breve reflexión sobre lo sucedido

1.Horroriza, asusta, que una persona, en aras del amor que dice sentir por otra, pueda cometer un crimen de la magnitud del que nos ocupa; constituye un exabrupto afirmar que Ariel Liendo amaba a la madre de sus hijos, que la amaba tanto que masacró inmisericordemente a los niños para retenerla; es obvio que lo que hizo no tiene nada que ver con el amor, sí con el odio; sabiendo lo que significaban para ella sus hijos, quiso golpearla donde más le dolía; todo porque ésta no quería seguir viviendo con él y no quería hacerlo porque cuando convivieron en lugar de caricias le proporcionaba golpes, gritos, ofensas. Obviamente con este padre filicida se está en presencia de una persona que ó no sabe qué es lo que quiere ó que si lo sabe, no tiene idea respecto a cómo conseguirlo.

Fue una venganza refinada, al mejor estilo sádico; no sólo le ocasionó un inmenso dolor privándola de sus hijos sino que adicionalmente la culpabiliza de los sucedido; si Fue una venganza refinadaCecilia Guzmán no tiene sus ideas claras es probable que termine concluyendo que es culpable de la muerte de sus hijos por no haber sabido desempeñar su rol de compañera abnegada y sometida.

2. Nuevamente se registra un hecho trágico para el que no hay una explicación lógica. De la información recolectada, queda la impresión de estar en presencia de un hombre torpe emocionalmente, que hacía todo lo contrario a lo que debía hacer para conseguir lo que quería, estar con su esposa y sus hijos. Su incapacidad para amar lo llevó a ahuyentar a su cónyuge y ante la dolorosa realidad de su pérdida optó por la más absurda de todas las alternativas posibles. Hecho como el que protagonizó Ariel Liendo dejan la sensación que los seres humanos estamos lejos, muy lejos, de comportarnos en forma racional y lógica.

3. Es claro que Ariel Liendo estaba carcomido por los celos y que era una de esas personas que pierden el control de sí mismas, se tornan violentas, enferman de miedo, que no pueden dirigir sus asuntos diarios debido a sus pensamientos obsesivos. Personas como él configuran el tipo de personas más infelices que hay; están tan ciegas que no ven que su comportamiento las está destruyendo. Las personas celosas actúan como generales a punto de cargar contra el enemigo, carecen de delicadeza para conseguir lo que quieren; mandan sobre sus compañeros como si se tratara de niños; discuten hasta altas horas de la noche para mantener su punto de vista; nada que se les diga parece incidir en sus planteamientos. Cualquier hecho nimio que ocurra las lleva a concluir que hay algo oscuro; no son casualidades, son pruebas; la persona celosa está totalmente convencida de lo que plantea.

Detrás del comportamiento de una persona celosa hay un complejo de inferioridad del tamaño de una ballena; aunque los síntomas puedan estar camuflados, los sentimientos de inferioridad constituyen una característica nuclear de la gente celosa.

4. Ariel Liendo representa al acosador típico; el acosador usualmente pretende que se haga lo que él quiere hacer. Nadie quiere que otra persona le imponga su presencia y, mucho menos, tener una relación sentimental con una persona así; el que acosa quiere imponer su presencia y, para ello, persigue y genera temor. En opinión de la psiquiatra norteamericana Meloy: “El acoso comprende diferentes comportamientos de persecución de una persona a lo largo del tiempo; este seguimiento se vive como una amenaza para la víctima, y es potencialmente peligroso”. “Potencialmente peligroso” significa que el acosador puede hacerla objeto de una acción violenta y, en algunos casos, puede intentar matarla; el sólo hecho de sentirse perseguida ya es algo dañino, porque puede afectar su vida de manera significativa.

5. El ser humano es el único animal que hace daño sin necesidad y que además puede disfrutar con ello. Arraigada profundamente en la estructura psicobiológica del organismo y entroncada con la evolución filogenético de la especie, la agresividad representa la capacidad de respuesta del organismo para defenderse de los peligros potenciales procedentes del exterior. Desde esta perspectiva, la agresividad es una respuesta adaptativa y forma parte de las estrategias de afrontamiento de que disponen los seres humanos. La violencia, por el contrario, tiene un carácter destructivo sobre las personas y los objetos y supone una profunda disfunción social. La violencia se apoya en los mecanismos neurobiológicos de la respuesta agresiva.

Todas las personas son agresivas, pero no tienen, afortunadamente, por qué ser necesariamente violentas. A su vez, la violencia puede, en algunos casos, desencadenarse de forma impulsiva o ante diferentes circunstancias situacionales (el abuso de alcohol, una discusión, el contagio emocional del grupo, el fanatismo político o religioso, la presencia de armas, etc.); en otros, presentarse, como en el caso de la violencia psicopática, de una forma planificada, fría y sin ningún tipo de escrúpulos.

Juan José Cañas Serrano Psicólogo
Foto (ARRIBA) : Internet/EL FRENTE Caso de padre filicida celoso.

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