El turno de Betty
por Arnoldo García Herrero, periodista venezolano.
Betty Martínez trabaja sin turnos, 24 horas los 7 días de la semana, como médica encargada del Módulo de Barrio adentro que está en la Avenida Sucre, a escasos metros del Palacio de Miraflores, a ella, literalmente, le "destetaron" su bebé de meses en el tribunal, después de haberla mandado a buscar con guardias armados al módulo donde trabaja y haberla tratado como a una delincuente común. Esta madre pasó cuatro meses sin poder ver a su pequeño hijo, que durante suprimera navidad, sufrió la separación del seno materno. Esto fue posible por decisión de una sentencia escrita por la jueza superior del hoy Circuito de Protección de Caracas. En la sentencia, esta jueza decide que el padre del bebé es "idóneo" moral y espiritualmente para cuidar de su niño, ésto sin importarle, según cuenta la madre, que el caballero en cuestión había declarado el consumo de drogas ilícitas ante el equipo multidisciplinario del tribunal.
Betty es la única mujer venezolana que vive y trabaja en un módulo de Barrio Adentro, 24 horas al día, casi sin descanso y con un compromiso altruista con las personas, sobre todo los niños y niñas, del populoso barrio donde se desempeña, irónicamente muy cerca del palacio de Miraflores. Con amor y con profesionalismo, dando ejemplo de cómo los funcionarios públicos pueden ponerle pasión a sus funciones para que el país progrese en función del bienestar general y de cómo pueden y deben sacrificarse por el bien social cuando éste constituye la razón de sus funciones, Betty siempre está sonreída, atenta y servicial.
Betty es un buen ejemplo de madre y de ciudadana, y la revolución bolivariana incluso ha tomado su imagen como referencia en televisión y la ha honrado con reconocimientos a la labor cumplida. Es una mujer comprometida con el proceso de cambios enarbolado por el pueblo y representado por el presidente Chávez, en quien confía.
Sin embargo, esta doctora de cabello largo y negro, cuyos rasgos indígenas son una muestra de la belleza venezolana, clama por justicia y está asustada ante lo que pueda ocurrir con su bebé, hijo de un ciudadano español que ha amenazado con llevárselo a Europa para siempre.
Este señor, según indica Martínez, ha sido funcionario de Miraflores y también ha usado sus influencias políticas y económicas con el fin de lograr que las denuncias que ella le ha interpuesto por violencia, no prosperen, y que los tribunales no tomen en cuenta las recomendaciones del consejo de Protección que corresponde a la zona donde vive el niño, que piden que en las visitas paternas el bebé no sea trasladado a ningún sitio donde funcionarios del tribunal, o en su defecto, la madre o su familia no puedan supervisar dicho derecho al contacto, pues el temor de ella radica en que en el momento que menos lo esperen, el padre del niño tome un avión y lo traslade fuera del país.
Por ahora ya el hombre le sacó pasaporte español al niño, sin autorización de la madre... si el bebé acaba del otro lado del mar, tendremos que hacer una crónica de una barbaridad anunciada... ¿Hasta cuando?
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